¿En qué consiste este grupo de trabajo?

Nuestro objetivo es profundizar en el estudio de la educación emocional a través de cursos de capacitación para docentes y educadores; desarrollar investigaciones que apunten a fortalecer la gestión de las emociones y crear un espacio para la reflexión académica, intercambio de experiencias y dar difusión a la educación emocional.

¿Cómo surge la idea?

Esta propuesta es el resultado de varios años de trabajo junto a Carmen Albana Sanz, con quien desde el 2018 venimos realizando cursos para maestros y educadores de todo el país.

Carmen es maestra uruguaya y actualmente reside en Barcelona, ha sido premiada en España por su trabajo en educación emocional y habilidades emocionales en los niños.

Conformamos un equipo de trabajo con docentes de Barcelona que incluye a la psicóloga Virginia Espejo, la psicopedagoga Jéssica Cascales y la psicomotricista Silvia Cortinas. También invitamos a maestros uruguayos y a especialistas en Atención plena.

¿Por qué la educación emocional?

La gestión de las emociones -durante mucho tiempo- ha quedado relegada y, sin embargo, amplias investigaciones apuntan a fortalecer las competencias emocionales como instrumentos para el desarrollo armónico de la personalidad y del sentido de bienestar del individuo.

Un niño se encuentra en condiciones adecuadas de aprender cuando está emocionalmente estable.

El desarrollo de programas emocionales en nuestros centros educativos es de vital importancia, debido a que contribuye a mejorar las bases para una mejor convivencia escolar. Un aumento de las emociones positivas lleva a los alumnos a buscar los mecanismos emocionales que les permitan regular y mantener una buena comunicación con sus pares, así como evitar conductas disruptivas con un verdadero sentido preventivo de los diferentes tipos de violencia.

¿Qué tipo de actividades han realizado?

A principios del 2018 de manera espontánea surgieron instancias de capacitación y formación para diferentes docentes interesados. La dirección y organización de las mismas estuvieron a cargo de Carmen Sanz.

Debido al interés manifestado por los docentes, hemos organizado dos cursos de capacitación en educación emocional bajo la dinámica de videoconferencias.

A nivel de investigación, hemos analizado las diferentes competencias emocionales en niños de diez a doce años -sobre una población de más de mil alumnos- de catorce centros educativos.

A su vez, en diferentes escuelas de Montevideo y de otros departamentos del país se vienen implementando proyectos relacionados con la educación emocional y con la gestión de las emociones.

En estos últimos meses, hemos dado difusión a través de webinars con docentes de todo el país.

¿Cuáles serán los siguientes pasos?

Para desarrollar una propuesta académica se necesita de un sustento teórico y epistemológico imprescindible para su sistematización y puesta en práctica. En este sentido, apuntamos a continuar investigando la pertinencia de las diferentes actividades de aula, así como medir el impacto de la educación emocional en la prevención de conductas disruptivas.

Nos interesa, también, que la educación emocional se universalice en nuestro plan de estudios y se pueda llegar a más maestros y docentes de nuestro país.

El gran interés manifestado por los maestros y educadores nos estimula a continuar en esta línea de trabajo, buscando siempre mejorar la calidad de educación para nuestros niños y niñas.

PROYECTO BAMBÚ 
UNIVERSIDAD DE MONTEVIDEO 
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